Explorando el mito de la Inteligencia Artificial: entre la realidad y la ficción
- Rafael Shu
- 29 sept 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
La inteligencia artificial (IA o AI, dependiendo de qué idioma se quiera emplear) siempre ha sido un tema recurrente y fascinante desde el punto de vista del entretenimiento, la ciencia ficción y, cada vez más, dentro del segmento tecnológico que aquí nos ocupa. Bien es cierto que la IA ha pasado de ser una mera fantasía en la mente de los escritores de ciencia ficción a convertirse en una realidad palpable en muchas áreas de la vida cotidiana. Sin embargo, también ha generado una serie de mitos que a menudo oscurecen nuestra comprensión real de lo que la IA puede y no puede hacer. En este artículo, exploraremos algunos de estos mitos e intentaremos separar la realidad de la ficción acerca de lo que la inteligencia artificial resulta ser y lo que puede deparar en un futuro.
Mito 1: La IA es como en las películas Uno de los mitos más persistentes es la idea de que la IA es o podrá llegar a ser en breve igual a la que vemos en películas como "Terminator" o "Ex Machina". En estas películas, las IAs son representadas como seres con conciencia propia, emociones, pensamientos e intenciones secretas. Sin embargo, en la realidad, la IA actual es más limitada y está lejos de alcanzar dicha conciencia. Las IA actuales son herramientas diseñadas para realizar tareas específicas, como el procesamiento del lenguaje natural, la visión por computadora o la toma de decisiones basadas en datos. Siguiendo un símil bastante clarificador, la IA es como un martillo neumático. Obviamente clava de manera automática de forma mucho más precisa, potente, rápida y eficaz que cualquier persona que emplea tan solo sus manos o incluso un martillo manual. Sin embargo, si el clavo debe ir en un ángulo o posición diferente, ¿puede el martillo automático tomar esa decisión de manera autónoma? Quizás si está programada para esa tarea probablemente sí, analizando cada casuística, pero esa autonomía de decisión no existe como tal. Actualmente y, a no ser que cambie drásticamente el paradigma, el martillo automático (o la IA) tan solo realizaran de una manera extremadamente eficiente aquello para lo que ha sido programada, independientemente del aprendizaje que pueda aplicársele.
Mito 2: Las IA son infalibles y objetivas Otro mito muy común y que cada vez se extiende con mayor frecuencia es que las IAs son infalibles y objetivas en sus decisiones. Lo cierto es que las IAs son tan buenas como los datos con los que se las entrenan. Si los datos contienen sesgos, la IA tendrá sesgos. Simplemente los aprenderá y los perpetuará en sus decisiones como un dogma inalterable. Además, las IAs a menudo funcionan en base a patrones previamente identificados, lo que significa que pueden cometer errores cuando se enfrentan a situaciones nuevas o inusuales. Además, por norma general, los mismos patrones se ajustan a ciertas limitaciones, acotaciones y perspectivas, por lo que su uso condiciona aún más si cabe el “juicio” que aplican las IAs en su toma de decisiones.
Mito 3: Las IA reemplazarán por completo a los humanos Al igual que en cada revolución industrial, desde la primera en 1760 con la aplicación de la maquinaria de vapor, hasta hoy, se teme que cad mejora o evolución tecnológica lleve aparejada una deshumanización del trabajo, un empeoramiento de la pobreza e infinidad de afectaciones a los entornos políticos, sociales y económicos. Obviamente, la IA no está siendo invulnerable a dichas predicciones, induciéndose en la gente la idea de que la IA eventualmente reemplazará a los humanos en todos los aspectos de la vida laboral. Sin embargo, aunque es cierto que la IA está automatizando muchas tareas rutinarias, también está creando nuevas oportunidades y roles, al igual que pasó on los motores de combustión, combustibles fósiles, maquinas de vapor, electricidad, la rueda… La colaboración entre humanos y IA es cada vez más común, y las habilidades humanas como la creatividad, la empatía y el juicio ético siguen siendo y serán insustituibles salvo que fuese la propia humanidad la que reniegue de su valía, lucidez y sentido común.
Mito 4: La singularidad está cerca La "singularidad" es un concepto popularizado por el futurista Ray Kurzweil, que sugiere que llegará un punto en el que las máquinas superarán la inteligencia humana y se desencadenará un rápido cambio tecnológico sin precedentes. Aunque es un concepto intrigante y al mismo tiempo sujeto a un encarnizado debate en redes y foros de todo tipo, la mayoría de los expertos en IA consideran que la singularidad es más una especulación que una inevitabilidad cercana. La IA todavía enfrenta desafíos fundamentales en áreas como la comprensión del sentido común y la verdadera conciencia, antes siquiera de poder abordar algo tan complejo como la superación de la propia inteligencia. Hablando en términos prácticos, ¿cómo es posible mejorar algo, si ni siquiera se ha definido con cierta exactitud aquello que se quiere mejorar? Si no se sabe que es exactamente la inteligencia, difícilmente se podrá superar los niveles que posea. Mito 5: La IA tiene intenciones y objetivos propios A menudo, los mitos de la IA presentan escenarios en los que las máquinas desarrollan intenciones y objetivos propios, llegando incluso a amenazar a la humanidad. En la realidad, las IA no tienen intenciones ni deseos propios. Operan dentro de los límites de su programación y los datos con los que se han entrenado. Los resultados indeseados generalmente se deben a fallos en el diseño, el entrenamiento o la implementación. Aunque bastante antigua, la película Juegos de Guerra de 1983 ya anticipaba las posibles consecuencias de establecer el control de ciertos procesos críticos en una “inteligencia” no humana. Los errores que se le atribuían a los sistemas no eran errores en sí, sino más bien una concatenación de circunstancias, todas ellas con la implicación de los actos y pensamiento humanos. Con el mismo ejemplo anteriormente mencionado, el martillo clava el clavo. Y lo seguirá haciendo mientras la instrucción que se le de sea siempre la misma. Si se produce el error clavando, será la instrucción la que es errónea. O parte del proceso que lleva a la ejecución del proceso, por ejemplo.
Conclusión: En conclusión, la inteligencia artificial es un campo emocionante y en constante desarrollo, pero está rodeada de mitos que a menudo distorsionan la percepción pública de lo que realmente puede lograr. Es esencial comprender que la IA actual es una herramienta poderosa diseñada para tareas específicas y que, si bien tiene el potencial de generar beneficios significativos, también plantea desafíos éticos y técnicos que deben abordarse de manera responsable. Al separar la realidad de la ficción, podemos apreciar mejor el papel y el impacto real de la IA en nuestras vidas.
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